Mamá Broderick

Lo que nos espera

A las 21:45 horas despierto de un pretendido sueño reparador que resulta no ser tal. Sopor, sensación de cansancio acentuado, imposibilidad de abrir los ojos, reflejos de erección en mis pabellones auditivos. Mi madre, ese peligro internáutico, aporrea el teclado del ordenador más allá del umbral de mi dormitorio. En pocas palabras y para que lo entiendan, la buena mujer es como Matthew Broderick en Juegos de Guerra, versión señora de mediana edad adicta a los juegos online y esos temibles programas del corazón. Sé que cualquier día despertaré para descubrir que un inevitable desastre global provocado por miles de cabezas nucleares está a punto de cernirse sobre nuestros cráneos. De repente, expele un sonoro pedo que perfectamente podría ser un mal presagio de la destrucción masiva que nos espera, para a continuación exclamar: "¡Ay, Dios!¡Perdóname!" Sí, tal y como acaban de leer. Estoy considerando seriamente la idea de comenzar a construir un refugio nuclear. Y Vds. sigan mi ejemplo, si quieren sobrevivir a la catástrofe.