
Es un hecho que Tom Cruise es la star del nuevo thriller urbanita del siempre eficiente Michael Mann,no sólo porque su nombre sea el de más peso en los créditos o su rostro ocupe mayor espacio en toda imagen promocional del filme sino porque es lo mejor de la función.Nadie podrá acusar a Cruise de ser un actor que no asume riesgos. Su villano en Collateral constata una vez más su condición de poderoso todoterreno capaz de transformarse en galan,héroe de acción o asesino implacable, como es el caso que nos ocupa.Cruise,de la mano de Mann, aprovecha uno de sus mejores personajes y ofrece su interpretación más brillante desde su celebrado secundario en Magnolia,que no es poco. La sonrisa de Hollywood se ha superado y brilla especialmente sin asfixiar el trabajo de su compañero de reparto,un excelente Jamie Fox que encarna a un taxista con un sueño en medio de una aventura tan peligrosa como pueda serlo verse obligado a hacer de chofer para un profesional del crimen durante una noche de incierto destino;un trayecto infernal repleto de riesgos del que será complicado salir con vida.
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