domingo, septiembre 03, 2006

Un franco, catorce pesetas

Leo muchos elogios en la prensa especializada, por parte de los espectadores y la crítica. Y también algún palo. En ocasiones también leo barbaridades, exageraciones. Hay cierta tendencia a magnificarlo todo. Pensándolo mejor: en este país existe una tendencia desmesurada a sobredimensionarlo todo.
Por si no lo saben, la película está dirigida por el televisivo Carlos Iglesias, y perfectamente podríamos entender esta primera obra como algo más que una mera incursión en la dirección. Y cuando digo "algo más" me refiero a que fácilmente se vislumbran posibles en el trabajo de su director. No estamos hablando de la película de la temporada, pero tras ella hay un director solvente que puede dar mucho juego en el futuro.
Enmarcada en la década de los 60, la cinta es un homenaje nostálgico a aquellos inmigrantes que partían de España en busca de una vida mejor. Todo ello inspirado en recuerdos de infancia del director. Y aquí es cuando planteo la segunda cuestión de hoy: ¿por qué ese empeño de algunos directores por contarnos su infancia?
Buena dirección de actores. Buena factura. Y nos gusta Javier Guitérrez. Detectamos altibajos en el ritmo de la película, no demasiado graves. Incluso no sufrimos demasiado con la película y estamos dispuestos a perdonarle la sobredosis de nostalgia. Porque estamos hasta ahí de la maldita nostalgia.

4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Por qué se empeñan en contarnos su infancia? Pues porque se dan cuenta que la única experiencia personal ajena al cine que tienen es antes de comenzar a dedicarse a ello como posesos. Hay que reconocer que la mayoría de estos cineastas y escritores se dedican a readaptar pasajes y emociones ajenos, al estar ellos carentes de una vida fuera de la sala del cine o los libros.

10:05 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

es curioso,entre en el blog que entre SIEMPRE hay un link hacia el suyo

y evidentemente acabo aqui



¿amor?¿delirio?¿jotas aragonesas?¿pollo?

12:10 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Joder, chica centollo, la respuesta es clara:
¡Pollo!

Un calipaquito de premio.

5:43 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Le leo y no le creo, Ruina.

2:40 p. m.  

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