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Asimismo hemos sido testigos de cómo una torpeza similar, menos subrayada aunque igual de imperdonable, se cometía durante la excesiva campaña promocional de Iron Man 3, y es que Marvel no ha mostrado el menor reparo a la hora de incluir algunas sorpresas en los sucesivos spots que le han preparado el terreno al inteligente blockbuster firmado por Shane Black. Casos como los que acabo de referir ilustran a la perfección una tendencia tóxica que de momento parece no mostrar señales de agotamiento: en la actualidad, la industria cinematográfica, con Hollywood a la cabeza, insiste en cometer el error de considerar el siempre innecesario spoiler como un reclamo válido para el público; una extraña estrategia comercial que, además de mutilar el posterior asombro ante la pantalla, imposibilita que el espectador dotado de cierta sensibilidad artística lo tenga fácil a la hora de disfrutar de avances sugerentes y con una mínima urgencia por sacar el conejo de la chistera antes de tiempo.