Hay otros mundos,pero están en éste

Esa obsesión de las estrellas por no envejecer me inquieta.Hollywood está habitado por seres de ojos inexpresivos,labios y senos de inminente explosión,caras hinchadas como globos,dignas de un museo de cera.Piensen en Cher:ha pasado por quirófano más de 50 veces para acabar siendo una momia antinatura.O Redford,otrora galán sin discusión,hoy amigo impenitente de estiramientos múltiples.Mickey Rourke intentó arreglarse una jeta castigada por la mala vida y los golpes en cuadriláteros de tercera fila para transformarse en una especie de maniquí estirado y desagradable procedente de una ignota dimensión alienígena.En algunas fotografías no parece ni humano.Al Pacino,patético tras esos liftings asesinos que se deja practicar de vez en cuando.Este gusto por las reparaciones faciales que,paradójicamente,resultan de lo más perniciosas para los supuestos beneficiarios de sus bondades está tan extendido que incluso ha llegado a tocar con sus tentáculos a personalidades del mundo del espectáculo que,a priori,no precisan de esta inútil lucha contra los espejos y el tiempo.Véase a Nicole Kidman,cuyos escarceos con sustancias como el botox se reflejan en esa frente despejada y sin imperfecciones que no es ni normal,con lo bien que un par de bellas arruguitas le irían.Y si así es la frente,no quiero imaginarme qué será capaz de hacer con los labios vaginales.Antes de irme a dormir,me es imposible pasar por alto a ese mito decadente,al rey del pop:Michael Jackson,siempre presente en este blog,ayer afroamericano y hoy,tras infinitos arreglos,sosias de carne y hueso de ese juguete eterno,didáctico y tan recurrido como regalo en estas fechas:Mr.Potato.Ni la nariz de quita y pon le falta.