Australia

Volviendo al doloroso visionado de Australia, la última película de Baz Luhrmann es la más reciente prueba de que algunos directores no saben podar sus kilométricos retoños. Sin exagerar, la cinta podría ahorrarse sin problemas una hora de metraje y no pasaría absolutamente nada. No entro ya en la tortura que supone soportar a Nicole Kidman, cuya carrera perdió el norte hace ya bastante tiempo, durante casi casi tres horas. Menos mal que el talentoso Hugh Jackman, próximo presentador de la ceremonia de los Oscar, está por ahí suelto y dispuesto a dar algo de color al último tinglado cocinado por el director de Moulin Rouge. Eso y que los aborígenes molan mogollón, claro.
1 comentarios:
A éste le faltan potajes.
Un saludo ruinoso
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio