miércoles, octubre 02, 2013

Elige la forma del destructor (y 2)

Mi evidente entusiasmo tampoco me hace perder de vista que la línea de puntos podría haber sido recortada con más esmero, pero incluso así esta actualización de las aventuras del superhombre emblema de la DC supera por muchos cuerpos la descafeinada aproximación al mito perpetrada por Bryan Singer, acertando, además, al hacer todo lo posible por distanciarse del camino ya recorrido en esa cumbre que, tantos años después, sigue siendo el film rodado por un Richard Donner inspirado y en plenitud de facultades. Si el espectador con memoria es capaz de aparcar clásicos irrepetibles e inservibles nostalgias durante la proyección, apreciará sin mayores dificultades las virtudes de este multivisionable espectáculo que, muy a pesar de lo afirmado por sus detractores, combina hábilmente la búsqueda de un enfoque adulto para su estrella con el orgullo de ser un blockbuster propietario de unos niveles de acción y destrucción sin límites que a buen seguro se habrán ganado el aplauso de gente como Michael Bay o Roland Emmerich, señores indiscutibles del apocalipsis cinematográfico de nuestros días.

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