¿Qué pasa con el botón verde?

Nicholas Cage, mejor sin peluquín

Una imagen de lo que será el Ghost Rider cinematográfico, o en lo que Nicolas Cage se transformará en esta peli. Mejor verlo en este plan, o sea, no verlo, que tener que pensar durante toda la proyección en lo mal que le quedan los apliques capilares que le encasquetan.

¿Quién no ha visto ya el trailer de Las Crónicas de Narnia? Pues bien, aquí tenemos el teaser poster de esta producción que dará guerra en las taquillas de todo el mundo. El personal se quedará boquiabierto en el cine con el desfile de criaturas que los de WETA se han sacado de la manga. Una peli con un armario mágico debería arrastrarme de cabeza el día de su estreno a la sala de proyecciones más cercana, pero el trailer me ha dejado tan indiferente. Demasiados niños en esta película. El león, maravilloso.

Espero que el león se coma a la chavalería protagonista

En el trabajo todo el mundo arroja el cartón y el plástico a la máquina compactadora despreocupadamente. Poco importa que una montaña de cajas vacías sobresalga dos metros de la tolva. Cuando la máquina llega al límite de su capacidad emite un rugido similar al de un Nazgul en celo, algo ensordecedor. Hay un botón, verde, para más datos, que sirve para que la machine entre en acción y prense cuanto le echan, pero nadie parece haber reparado en su existencia. Al final soy yo quien presiona el botón verde, pero cualquier día podría hacer lo mismo con el rojo.

Todo el mundo evoluciona con cierta amargura en el rostro, sin ganas de nada, maquinalmente, como autómatas esclavizados en el crepúsculo de sus vidas, aproximándose a lo inevitable, al fin. Yo me limito a contemplar el extraño espectáculo mientras me esfuerzo por hacer lo menos posible. Tampoco es que haya mucho que hacer, pero la labor es tan monótona que no es difícil que el tedio, en algún momento de la jornada laboral, se apodere de uno sumiéndole en un apunte de depresión. Hago lo imposible por distraerme, entablo conversaciones fugaces, intento huir de lo que es un desierto de emociones positivas. De pronto, un intercambio de impresiones sobre el nuevo Batman salva la tarde. El tipo con el que hablo me pregunta por qué Batman se llama así. Increíble, pero cierto.