¡Ahora!

No puedo creer que sea viernes. Al fin. Me da lo mismo que sea viernes o lunes, porque, en definitivas cuentas, siempre tengo la sensación de estar encerrado en un eterno fin de semana, algo no siempre divertido. Lo de que me cueste creerme que sea viernes es porque esta semana está resultando tan divertida como caminar descalzo y cuesta arriba sobre 15 kilómetros de lava volcánica regada de cristales. Y aún quedan por delante todo un viernes, sábado y domingo, mi odiado domingo. Qué semana más aburrida, tediosa e insufrible. Bueno, esta noche ha habido un momento de acción, pero ha sido un momentito de nada, demasiado rápido para poder disfrutarlo. No, "noche" + "acción" no tienen nada que ver con mujeres. ¡Shit! ¡Estoy descuidando demasiado mis relaciones con el sexo opuesto! ¿Pensaría eso Bruce Willis en lo alto del Nakatomi Plaza?

Sobre las 23:20 horas me encontraba atravesando una de las calles principales de esta lamentable, por aburrida, ciudad, cuando a lo lejos he visto cómo un tipo le arrebataba el bolso a una mujer de mediana edad. Es una calle de corte comercial y a esas horas da mucho juego si te apetece hacer jogging o, algo más ameno, soltar a Michael Douglas en moto persiguiendo a un yakuza para así poder sacar un dinero extra haciendo apuestas. Si les das un par de katanas es incluso más divertido y entonces el dinero sí que corre como la espuma. Vaya, que la calle, lo que es la calle, se queda prácticamente vacía, lo suficiente como para que a alguien se le ocurra dar tirones. Desgraciadamente para el tipo la carrera de fondo le ha durado poco, y es que estaba tan aburrido, aburrido de verdad, que se me ha pasado por la cabeza que sería una buena idea soltar algo de adrenalina, no por hacer una buena acción, sino por joder. Por diversión. Habría sido muy cómodo quedarme aparte y mirar, pero para un momento de verdadero asueto que se me presenta no voy a dejarlo pasar; si estás mortalmente aburrido y aparece una mínima posibilidad de diversión, aprovéchala.

Y Pacino de entrenador

Básicamente he ido a por sus piernas con toda la fuerza que me ha sido posible, y tengo la impresión de que ha sido bastante, porque la caida ha estado realmente bien, tanto que nuestro plusmarquista se ha golpeado la cabeza con el suelo quedando algo out. Sólo un poco, que en nada el tío se ha puesto en pie y ha salido corriendo de nuevo. No tenía ninguna intención de retenerle, de modo que me he limitado a ver cómo desaparecía. Qué más me daba a mí, joder, si lo he hecho por la emoción del momento. Bolso recuperado. Señora contenta. Yo destrozado. Lleva un tiempo doliéndome el hombro izquierdo y ahora también me duelen unas cuantas costillas y la muñeca derecha. Para que vean lo que hace el aburrimiento.