¡Oh, yeah!

Limahl, en la actualidad

Puede que hoy haya sido un día perfecto, o cercano a mi concepto de perfección, no demasiado exigente. Lo mío, muy condicionado por mis posibilidades, es la perfección de baja definición. Digamos que lo que yo encuentro perfecto es muchísimo más accesible de lo que ello pueda significar para Paris Hilton, por poner un ejemplo; lo mío viene a ser más afín al concepto de felicidad del personaje más arrastrado de la filmografía de John Waters. Un día con nuevos cortos de Jim-Box, el cobro de mis últimos 4 trabajos, y poder descubrir la mirada más bonita que he visto en meses..., eso es perfección, o se acerca mucho. Peligrosamente...

Sí, un buen día, y lo estoy terminando mientras garrapateo torpemente estas líneas al ritmo del Never Ending Story de Limahl. Menudo nombre fue a buscarse el tipo, ¿no? Como de estrella tercermundista, muy de chico retroestiloso que un buen día se encuentra con cara de "qué-hago-yo-aquí-si-mañana-me-caso" representando a algún país de indescifrable nombre en un festival de corte eurovisivo. Eso sí, la canción, la tira de años después, sigue siendo jodidamente pegadiza. Y ahora me voy a la cama antes de que se joda todo. Ni hablar. ¡Dame, dame marcha, Limahl!