Soy una flor delicada

El jefe de Hollywood en acción

Hoy he dado más vueltas que una peonza. A las nueve de la mañana ya estaba de camino a una inútil entrevista de trabajo, con un dolor de cabeza in crescendo. Luego he pensado que la primera intención es la que cuenta y que hubiese salido ganando si me hubiera quedado en la cama. Más tarde, cuando he salido del dentista, con el dolor presidiendo mi día, me he sentido cerca del desfallecimiento, pero he aguantado lo suficiente como para llegar a casa y dejarme caer sobre la cama, que en ese momento me ha parecido más gloriosa que de costumbre, y eso que siempre he considerado que la cama es uno de los grandes inventos de la humanidad, insospechadamente maravilloso, nunca lo suficientemente bien ponderado. Y de ahí a las profundidades del cosmos de cabeza para despertar tres horas después reestablecido y en plena forma, algo que he celebrado viendo The Pledge (El Juramento), dirigida por Sean Penn en el 2001 y protagonizada por un Jack Nicholson de nuevo enorme, carismático, inconmensurable. Viéndolo en acción resulta sencillo comprender por qué este tío es el jefe de Hollywood.