¡Ojos amarillos!!!

Esteso, Fernando Esteso. Menudo personaje. A pesar de lo que de él se cuenta me cae bien. Será por aquellas pelis de la etapa de la transición que a mí siguen descojonándome. Las de Esteso y Pajares las que más, claro, un tandem creativo sólo comparable al formado por Scorsese-De Niro en tiempos, cuando Bobby era un artista y no sólo un actor mercenario.Yo hice a Roque III, un clásico que hacia la conclusión del metraje consigue emocionarme hasta las lágrimas. Lo que he llorado yo con esa película, por Dios, y no sólo de risa.

¿La Patiño en acción?

Saco a Esteso por aquí porque hace un rato estaba apoltronado en la cama viendo uno de esos programas de la cosa rosa lleno de fieras, o periodistas del corazón, como ustedes prefieran. O escoria inmunda que alguien debería barrer primero de las parrillas televisivas y a continuación de la faz de la Tierra. Cierto es que quien acepta contar sus miserias previo pago sabe perfectamente a lo que se expone, pero no estoy muy seguro de hasta dónde da eso derecho a los plumillas a subirse a la parra, que si te descuidas, te linchan. Entre otras cosas, le han preguntado por su supuesto affaire con Norma Duval, que si se la beneficiaba y esas cosas en las que estos carroñeros de muy baja definición, en busca del aplauso del aborregado público, inciden sin descanso. Si uno se fija en sus rostros tras arrojar el dardo envenenado, puede detectar fácilmente esa estúpida autocomplaciencia de quien se cree inteligentemente incisivo. Lo que ellos no saben es que algo remotamente similar queda muy lejos, a malditos años luz de distancia, de sus limitadas posibilidades mentales. Lo de María Patiño es para no perdérselo. Esta fea especie de ladilla con peluca parece, más que periodista, una lanzadora de cuchillos. Siempre atacando, claro, que para ello le pagan, para perder los modales y asaetear al invitado de turno, ¡y esos ojos! ¡Ojos amarillos!, que diría la entrañable Tía May tras ser atacada por el Duende Verde.