¡Toxie!
O bienvenidos a la negación de lo cinematográfico. Tras la aclamada y soporífera Soldados de Salamina, David Trueba vuelve por sus fueros retomando en su nueva cinta el tipo de cine al que nos tenía acostumbrados, y que a él le mola, pero al resto de los españoles nos interesa muy poco.
Su nueva película sería medio soportable en una de esas anodinas tardes de sobremesa en que Antena 3 programa telefilms que ganan dignidad gracias a la publicidad, pero sin duda cambiaríamos de canal sin dudarlo para disfrutar del peor episodio de "Walker, Texas Ranger".
En absoluto es tan buena como he podido leer por ahí. Ni siquiera es buena. Ni medio buena. Como mucho se trata de un producto mediocre, un terrible desacierto. Y es cursi, y ñoña, y tiene personajes estereotipados, y diálogos que nadie diría en la vida real (sí, ya sé que es una película, chicos), y las secuencias en blanco y negro sobran, y le falta solidez, y es larrrrrga...
Primer desacierto, y es sólo uno de tantos, pero probablemente sea de los más graves: darle a Alejo Sauras un papel protagonista. Mal, David. MAL.
Puede que lo que el chico hace en televisión sirva para salir del paso, pero luego le dan un protagonista y todas sus carencias salen a la superficie. En la peli contiene sus ticks televisivos, y eso se nota. Puede que con algo de esfuerzo, y mucho tiempo, logre ser un actor medio decente. O no.
De Pilar López de Ayala, esa chica que de seguir eligiendo así sus papeles terminará dedicándose a la cerámica aplicada, no puedo decir nada negativo. Olfato para elegir proyectos no tiene, pero talento le sobra. Por poner una pega diré que está demasiado delgada, que también. Desde luego, se haría un gran favor si dejara de preocuparse por la línea y comiese mejor, que anda a dos pasitos escasos de la anorexia. Una carita preciosa, un buen corte de pelo, y unas piernitas que empiezan a dar pena. Aunque luego sale preciosa en el reportaje fotográfico de la Vanidad del mes de abril.
Es Jorge Sanz, paradójicamente, el mayor acierto de la película. Uno de nuestros mitos de la no-interpretación, aquí - ¡oh, sorpresa!- dando vida a un gilipollas integral que se roba todas las escenas en las que aparece. ¿Y qué me dicen de esa dicción? ¡La antidicción! Pero no se nos caen los anillos por admitirlo: ¡es lo mejor de la película! ¡Reivindiquemos desde YA a Jorge Sanz como el enorme actor de baja definición que es! Por favor, que John Waters lo fiche para algo cuanto antes. Quién sabe si juntos podrían dar pie a una obra maestra inclasificable.
Y digámoslo de una vez por todas: David Trueba es un cineasta tremendamente sobrevalorado. David, desde aquí recibe nuestro premio a la película menos estimulante de la temporada. Tranquilo, tampoco se trata del fin del mundo. Siempre puedes dedicarte a cosas más constructivas, véase la horticultura.