miércoles, mayo 12, 2021

SALAMANDRA

 Miguel Bosé ha sido noticia gracias a sus declaraciones sobre el coronavirus y alrededores, y una parte del país, muy indignada, le ha dedicado una ola de odio que no ha evitado que el primero, vacunado contra las críticas, haya seguido opinando lo que le ha apetecido. Durante la polémica, que sigue muy viva, más de uno habrá pensado que el cantante y actor anda corto de quehaceres, pero nada más lejos de la realidad. Por un lado, el sofisticado artista se ha sentado a escribir su autobiografía, que a buen seguro será fascinante y, sí, está destinada a convertirse en best seller. Y, por si esto fuera poco, su relato vital también nos llegará en forma de biopic serielizado. Este, producido por Shine Iberia, Elefantec Global y Legacy Rock Entertainment -¿quiénes ponen los nombres a las productoras?-, cuenta con la anuencia del propio Bosé, quien ha asesorado al equipo de guionistas que dará forma a las tres temporadas que repasarán desde su hermética infancia a su agitado presente. La figura de Bosé y su relevancia artística sólo invitan a pensar que esta serie, si se crea con el mimo que sin duda merece, puede convertirse en un regalo para sus fans y, en general, futuros espectadores. Un resultado inferior, con un personaje de este calibre entre manos, sería inaceptable.

Cómo no, será necesaria una labor de casting minuciosa, ya que se mostrará al artista en diferentes momentos de su vida. Y especialmente delicado será encontrar a quien interprete al Bosé que supo reinventarse y deslumbrar en los ochenta, su etapa mítica. Para encarnar a aquel hombre, ambiguo y de belleza replicante, será preciso elegir a un actor que, además de poseer el necesario parecido físico, sea capaz de reproducir su magnetismo único, ese no sé qué tan especial que sólo Bosé tuvo. ¿Logrará alguien resucitar en pantalla el brillo de aquel ídolo?

  Este texto apareció en el número 412 (octubre 2020) de la extinta revista Imágenes de Actualidad.

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