Rivales...

Fernando Colomo sirvió este año una nueva comedia - y van...- también muy coral, nutrida de todos los tópicos posibles y a varios años luz de ese bien escaso que es la originalidad. El director no innova ni ofrece destellos, ni siquiera aislados, de renovación creativa, pero persiste en su empeño de arrojarnos una nueva película con una regularidad francamente innecesaria. Su última cinta no es alta comedia, ni siquiera baja comedia, sino otro producto directamente innecesario.

Por otro lado, el reparto nos ofrece una serie de interpretaciones en piloto automático que conocemos de memoria, algo que no es de extrañar, si tenemos en cuenta que ésta no es una película que precisamente ofrezca posibilidades de lucimiento a ninguno de sus actores. Pero al final, y por difícil que parezca, la película cuenta con el valor informativo de recordarnos que Jorge Sanz sigue con vida, en activo, y paseando por nuestro cine sin ningún tipo de problema esa dicción macarra que le caracteriza, ese registro único que enloquece. Estaría increíble como protagonista de la comedia loser española definitiva.