El mito ha vuelto

No hay dos iguales

Justo cuando el tedio y el desespero comenzaban a hacer mella en los consumidores de televisión basura,uno de los grandes ha hecho acto de presencia una vez más en nuestras trastornadas pantallas.Me refiero nada más y nada menos que a Arlequín,personaje singular que ,por increíble que parezca,ha encontrando su propio estatus como freak autónomo.Atrás quedaron los tiempos de militancia en las filas de aquel movimiento artístico alimentado por prodigios mentales de la talla de Tamara,Leonardo Dantés o Toni Genil.Y es que Arlequín,un circo de un solo hombre,ha sido capaz de diferenciarse por méritos propios del resto de fenómenos extraños con los que se presentó en sociedad.Permanece enquistado en nuestros córtex cerebrales el ya célebre episodio que protagonizó con uno de los animales mediáticos más inteligentes y caraduras que ha asomado la jeta a nuestras pantallas domésticas:el ínclito Coto Matamoros,a quien retó a un combate en el cuadrilátero televisivo;desafío a buen seguro pactado por ambas partes y que concluyó con un enfrentamiento tan ridículo como inolvidable,puro espectáculo en la línea de las enseñanzas irrepetibles de maestros del humor más provocativo como fueran los trístemente fallecidos Andy Kaufman o Sam Kinison.Tras aquello,hemos tenido noticias puntuales de Arlequín merced al espacio Crónicas Marcianas,a cuyo plató regresó anoche para compartir con todos sus espectadores la historia de una agresión sufrida en sus carnes,más bien dudosa pero contada en primera persona por su protagonista con la gracia (o desgracia) que le caracteriza.Al parecer,al buen hombre le pidieron un autógrafo a las cinco de la mañana como pretexto para darle el palo,acabando el asunto en un intercambio de golpes que dio como resultado el rostro maltrecho de nuestro desopilante héroe.Aseguraba la víctima que su preparación física para el combate del siglo líneas más arriba rememorado le salvó de un final peor,afirmación que no dudó en subrayar con varias poses y gestos al más puro estilo pugilístico capaces de enviar a Stallone a la cola de INEM.Por si fuera poco,el testimonio fue reforzado con imágenes de archivo del figura golpeando el saco de boxeo con las partes pudendas al descubierto,demostrando de paso que un noble deporte como el boxeo no está reñido con la no menos admirable práctica del exhibicionismo.Pese a quien pese,nuestro hombre brilla con luz propia en el firmamento del esperpento patrio.Todo un modelo a seguir.