Loco

Claro que Dani Martín no es Jack Bauer, pero sí es Corso, protagonista absoluto del show e inscrito en el arquetipo del poli duro de métodos poco ortodoxos y con escaso apego por las normas. Para la ocasión, Dani hace de torito dispuesto en todo momento a embestir. De registro nulo, y sin variar un ápice el anteriormente exhibido en Yo soy la Juani, el mojabragas no duda en escupir a cámara sus pobres líneas de diálogo en un tono macarrita y en absoluto convincente, todo ello mientras sus más dotados compañeros de reparto se resignan a repartirse su porción de no-protagonismo.
Mucho antes de la primera pausa publicitaria, hacia el segundo 22 de emisión, ya te has percatado de que los responsables de la serie han ido a jugar descaradamente la baza segura del que es uno de los chicos de moda del momento. Habrán pensado que, a falta de otras garantías, explotar el target de la adolescente patria en plena revolución hormonal es una idea nada desdeñable. Que se lo se lo digan, si no, a Leo, subproducto de la factoría OT, arropado hasta la superfinal del programa gracias al incondicional apoyo de las jovencitas españolas.