Reflexiones tras una mirada a las profundidades del abismo
Miro dentro de mi ropa interior y me fijo en algo en lo que no reparaba desde hacía tiempo: mi pelo púbico ha crecido, desbordándose en una nueva selva de rizos indomables que lo único que procura son molestias, eso por no hablar del olor que desprende cuando llega la temporada de calor. No se pueden llevar las pelotas con melenas, es feo, de mal gusto y primitivo. Además, ¿qué imagen se puede dar así cuando uno se despelota delante de una mujer? Yo os lo diré: lamentable. De ahí la importancia de llevar apropiadamente arreglado lo que no se ve. Aparte de tomar esa decisión, y nada de depilaciones totales,pues estaría ridículo, he empezado a pensar en lo estúpida que es mi ropa interior, ésa que me compra mi madre y que no uso mucho últimamente por lo horrible que suele ser, pero no es plan andar por casa en pelota picada porque a este hogar no han llegado las corrientes naturistas, y también porque de ir así esta familia, que no tiene grandes inquietudes, empezaría a especular sobre mis partes. Sé que todo esto no tiene gran profundidad, pero resulta que en mi vida casi todo posee este grado de interés.
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