Cómo ser Charlie Kaufman
Charlie Kaufman, ese guionista con fama de rarito que nos deslumbró a todos con su guión para Cómo ser John Malkovich, vuelve a darnos muestras de su genio en su nueva obra: Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Olvídate de mí), otra demostración indiscutible de que Kaufman es, sin lugar a dudas, el guionista en activo más original, atrevido y brillante del momento. Nadie con una profesión tan anónima y maltratada como la de guionista (aunque asquerosamente bien pagada en Hollywood) ha brillado tanto durante un espacio de tiempo tan breve en el panorama cinematográfico no sólo estadounidense sino mundial. Quienes han seguido su trayectoria desde Malkovich no se sentirán defraudados con esta nueva gema que es Eternal Sunshine, lo último que se ha sacado de esa chistera de mago que es su alucinante cerebro. No olvido que tras la cámara está el director francés Michel Gondry, quien ya dirigiera Human Nature, otro de los curiosos libretos del guionista, pero en este caso, y como en todas y cada una de sus historias llevadas a la pantalla, hay que reconocer a Kaufman, sin restar méritos al resto del equipo creativo de la película, como verdadero artífice de la obra. Éste no sólo ha adquirido cierto status de "auteur", sino que en cierto modo ha llegado a convertirse en la estrella de la película. El Joel Barish excelentemente interpretado por un Jim Carrey cada vez más ajustado, demostrando de nuevo que no es sólo alguien con un don natural capaz de deformar su cara en mil muecas grotescas, no es otro que el alter ego del propio Kaufman, como ya lo fuera el gemelo protagonista de Adaptation; un personaje apocado y con ciertos problemas de comunicación alrededor del cual se mueve la historia, fiel reflejo del firmante del guión, quien parece suplir esa falta de información sobre su persona con las películas que escribe, siendo cada uno de sus personajes una pieza del puzzle que, una vez completado, habría de darnos pistas válidas sobre la auténtica personalidad de quien tan poco sabemos, poco menos que invisible.
Cuando un día Joel Barish descubre que su pareja no sólo le ha dejado sino que además le ha borrado de su memoria merced un revolucionario avance tecnológico, movido por la aflicción y el resentimiento tomará la imprudente resolución de hacer lo mismo con su pareja, la chispeante Clementine, interpretada por una cada vez más adorable Kate Winslet. Toda la información que recibimos acerca de la relación de los protagonistas nos es dada en forma de esos recuerdos que Joel no quiere alojar más en su cabeza, hasta que, en pleno proceso de borrado, se da cuenta de que haber tomado la decisión de eliminar la memoria de su relación constituye un error que debe subsanar antes de despertar la mañana siguiente y no recordar nada. Esa especie de huida entre recuerdos que van borrándose se convierte en una de las más curiosas y fascinantes historias de amor que se han visto en una pantalla grande en años.
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